Su temporada natural es el otoño-invierno.

Aunque su nombre es de origen arabe, fueron los egipcios los primeros en cultivarla, al transformar el cardo silvestre en la verdura que ahora conocemos.

Contiene fibra, calcio, hierro y vitaminas A, B y C, tiene un alto contenido en agua llega al 85%; es poco calórica (65%). Estimula el apetito, tiene propiedades diuréticas y es especialmente recomendable en dietas que deban evitar el colesterol. 

Para una mejor preparación y cocción hemos de cortar los tallos y las puntas, trocearlos y frptarlos con un limón o poner en el agua unas gotas de limón para evitar su oxidación y que no se ennegrezcan.

Los fermentos de la alcachofa son muy oxidantes por eso se ennegrece rápidamente al contacto con el aire. Estos productos de oxidación no son peligrosos, pero estropean el sabor y la presentación.


Alcachofas

Se limpian bien, cortando el tallo y dejando solamente la cabeza, las alcachofas han de ser muy tiernas.

Frotamos las puntas con limón y abriendo el centro introducimos en el corazón unas gotas de limón y aceite, también podemos poner una cucharada de picadillo de carne.

Introducimos en el horno previamente calentado a 180º, una bandeja con las alcachofas mirando hacia arriba, una vez asadas se sirven con patatas asadas, pimientos y cebolla.