La temporada de la acelga transcurre desde la primavera hasta el otoño.
Sus hojas se prestan a guisos similares a los de las espinacas, con las pencas podemos elaborar de rebozados, guarniciones y rellenos; la raíz es recomendable para personas emotivas y nerviosas.
A la hora de comprar acelgas debemos fijarnos en que las hojas estén tersas y brillantes y sin zonas mustias, con las pencas duras y de color blanco.
A la hora de la cocción es recomendable cambiarles el agua una vez para que quede tierna y no amargue.
El segundo agua de cocción segundo utilizarlo para hacer caldos, salsas, sopas, etc.
Las acelgas (como el resto de las verduras) deben limpiarse enteras y no después de troceadas, pues en tal caso pierden numerosas vitaminas y minerales.
Para realizar este plato escogeremos unas pencas de acelga bien blancas y grandes.
Limpiamos la verdura quitando la parte verde y cociendo las pencas en agua salada, previamente las hemos partido en trozos de 10 o 12 cm. de largo.
Una vez cocidas se escurren y se rebozan el harina y huevo.
Podemos servirlas como primer plato o como guarnición.